Bedlam: una institución a la medida del poder psiquiátrico

Sonia Natalia Cogollo-Ospina

m-bedlam-1946

Es el año 1761 y en Londres se ha convertido en un atractivo turístico ir al manicomio, el Bethlem Hospital[1], mejor conocido como Bedlam, que tiene dos significados en inglés: 1) un lugar o situación lleno de ruido, actividad frenética y confusión; 2) hospital psiquiátrico o “casa de locos”.  Por esa razón es que preferían jugar con la doble acepción de la palabra homófona.

Instituciones psiquiátricas como esta se prestaban para la exhibición de los pacientes, cual si fueran animales de un zoológico o monstruos de un circo, un espectáculo para las clases altas: por un penique ingresaban a ver a los pacientes en sus celdas. Constituían una lección moral para el gran público sobre los frutos de la pasión, el vicio y el pecado, por lo que incluso recibía el apodo de “academia” o “escuela de miseria”. Una publicación periódica, en 1753, sostenía: “Aquí se ve a los grandes pensadores del planeta más rebajados aun [sic] que los mismos insectos que se arrastran por la tierra; de tan humillante espectáculo podremos aprender a moderar nuestra soberbia” (Porter, 2003, p. 76).

En esta película, dirigida por Mark Robson en el año 1946 y estelarizada por el ícono del terror, Boris Karloff, se puede apreciar la noción que para el siglo XVIII se tenía de la locura, como producto de los vicios, de una vida amoral. Este filme se inspiró, en parte, en la serie de ilustraciones La carrera del libertino (1735) de William Hogarth, en que se presenta el deterioro moral del joven Tom Rakewell, quien malgasta su fortuna en una vida de lujo, prostitutas y en el juego, hasta que es recluido en el famoso hospital psiquiátrico Bedlam. Pero, a diferencia de las ilustraciones de Hogarth, pone de presente un asunto crítico frente a la institución psiquiátrica: aquello que denunciaba Foucault respecto a la dupla saber/poder, pues el director de este hospital, encarnado por Karloff, aduce la supuesta locura de Nell Bowen, una joven que procura mejorar las condiciones de los pacientes, consiguiendo de esa manera someterla a una de las peores pesadillas imaginables: ser considerada por todos como loca, únicamente por la palabra de una autoridad psiquiátrica.

 

Referencias

Foucault, M. (2001). Los anormales: curso en el Collège de France (1974-1975). 2ª ed. México: Fondo de Cultura Económica.

Porter, R. (2003). Breve historia de la locura. México: Fondo de Cultura Económica; Madrid: Turner.

1° de agosto de 2011

[1] Fundado en 1247 como priorato, en 1357 comenzó a recibir enfermos mentales.  Fue el primer hospital psiquiátrico del que se tenga noticia en Europa.