«Yo, también»… soy una persona

Sonia Natalia Cogollo-Ospina

Primeramente discrepo del hecho de que se considere al Síndrome de Down como una enfermedad. Para mí es una característica más de la persona. Por ejemplo yo estoy muy bien y muy sano. No se nos puede tratar como a un enfermo. Además existen muchos otros prejuicios.
Pablo Pineda

Es común el sentimiento de desconsuelo y desesperanza en padres que al tener a su hijo descubren que es síndrome de Down. Pero para los padres de Pablo Pineda –el actor que protagoniza la película Yo, también (2009) y el primer universitario titulado en España que es síndrome de Down–, no marcó ninguna diferencia. Este era su cuarto hijo y lo trataron como a los tres primeros. Se crió entonces en un ambiente favorable, que no lo incapacitó, antes bien, llegó a ser un niño adelantado al leer a los cuatro años de edad, contra cualquier pronóstico médico.

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Al cumplir seis años, un profesor de la primaria le preguntó a Pablo si él sabía que era síndrome de Down. Él respondió negativamente, a lo que el profesor le explicó en qué consistía y él, a su vez, llegó a la conclusión que parecía inevitable: “es decir, que soy idiota”. Su profesor tuvo la sensatez de negar esto, que para otros sería una verdad indiscutible y le permitió proseguir su educación. No obstante, al pasar al bachillerato, en el instituto los profesores hicieron una jugada considerada ilegal en España: se reunieron a votar para determinar si lo admitían en el instituto, pues no esperaban que un chico con síndrome de Down pudiera acceder a ese nivel de educación. Allí Pablo Pineda se dio cuenta de que la vida en general, desde lo académico, lo relacional y lo laboral, no le sería fácil; comprendió que tendría que ganarse a sus compañeros con su simpatía y a los profesores con lo cognitivo: “Les preguntaba en clase, me interesaba y eso los descolocaba”. Desde entonces su batallar ha sido duro, procurando poner en entredicho los prejuicios que la sociedad en general tiene ante las personas con síndrome de Down.

Yo también

La sociedad parece querer negar lo que resulta evidente: es ella, la que con sus prejuicios limita en mayor medida a las personas diferentes. En el caso de Pablo Pineda, quien además de poseer título de licenciado y de psicopedagogo, habla catalán, castellano, italiano e inglés, algunos procuran explicar sus capacidades con el argumento de que es un “mosaico”, es decir, un tipo de síndrome de Down en que no se ven afectadas todas las células, por lo que la “discapacidad intelectual” es más leve. Pablo Pineda es enfático al aclarar que sus exámenes demuestran que no es de ese tipo; al contrario, considera que las diferencias no se explican genética sino culturalmente. Él es un ejemplo de ello, pues sus padres lo trataron normalmente, por ello considera que los padres son fundamentales en el desarrollo de las personas con síndrome de Down como lo expresa en una entrevista:

Por desgracia los padres cuando ven un hijo con Síndrome de Down desconfían, no apuestan a veces lo que deberían por su hijo porque no son conscientes de sus capacidades. Eso es lo que me diferencia en gran medida del resto de Síndrome de Down. Es fundamental no sobreproteger a esos niños, que tengan la libertad de desarrollar sus actitudes. (Pineda, 2011).

Yo, también (2009) de Antonio Naharro y Álvaro Pastor, fue una película que en el Festival de San Sebastián de ese año despertó las conciencias de muchas personas y puso sobre el tapete un tema tabú: la sexualidad de las personas con síndrome de Down, pues como si fuera poco, este es otro aspecto vetado o prohibido para ellos desde la familia, la escuela hasta la sociedad en general. Para el mismo Pineda, este filme es un mensaje de amor sin condiciones, sin barreras: “los síndrome Down somos personas, tenemos necesidades de amar y ser amados. (…) Yo quiero ser normal para amar y ser amado. Me gustaría que la gente saliera pensando. Es una óptica distinta” (Pineda, 2009, párr. 4).

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Pero esta cinta no sólo logra credibilidad por la actuación de una persona con toda la autoridad en el tema, sino también porque entre los creativos y productores de la misma, tenían nexos sanguíneos con personas con síndrome de Down. Así, uno de los directores, Antonio Naharro, tiene una hermana Down llamada Laura, que actúa en ella, en la academia de danza, que es un proyecto de renombre en España: Danza Móbile, dedicada netamente a trabajar con personas con discapacidad intelectual, “en los circuitos normalizados de danza, con la intención de que, público, crítica y mercado, valoren su calidad artística al margen de su discapacidad”. Por otra parte, el productor, Julio Medem, tiene una hija síndrome de Down. Tal vez esto contribuye a que el filme tenga una mirada humana, no morbosa ni sensacionalista.

Referencias
Hiperactividad. (29 de abril de 2011). Entrevista Pablo Pineda. Recuperado de http://hiperactividad.webnode.es/news/entrevista-pablo-pineda/

Olmo. (23 de septiembre de 2009). Pablo Pineda, protagonista en Donostia. Recuperado de http://www.precriticas.com/blog/pablo-pineda-protagonista-en-donostia/

11 de octubre de 2011